El presidente de la SESSEC, Ceferino Maestu, defiende en Asturias reducir los límites de exposición a las ondas electromagnéticas.
Tras muchas manifestaciones contra la proliferación de antenas de telefonía móvil cuando hace unas décadas se instalaban por doquier, el debate sobre los efectos en el cuerpo humano de las ondas electromagnéticas perdió fuerza, pero la ciencia aconseja ahora reducir los límites de exposición, un reparto más equitativo entre toda la población y aplicar un principio de precaución incluso en los casos en los que los indicios no alcancen la categoría de evidencia.
Así lo defendió ayer Ceferino Maestu, doctor en Medicina, director del Laboratorio de Bioelectromagnetismo del Centro de Tecnología Biomédica y profesor de la Escuela de Ingenieros de Telecomunicaciones de la Universidad Politécnica de Madrid, en una conferencia organizada por la Sociedad Internacional de Bioética (SIBI) en su sede del edificio de la Gota de Leche, en Gijón.
Como experto no solo en medicina, sino también en telecomunicaciones, Maestu aseguró que rebajar los límites de inmisiones en la legislación aplicable hasta niveles más seguros no es incompatible con garantizar la calidad de la telefonía. También anunció que hay investigaciones suficientemente avanzadas que permitirán sustituir el sistema wifi por ondas menos agresivas que se transmiten por la luz en el plazo de un año o año y medio.
El conferenciante argumentó que la alcaldesa de París implantó en la capital francesa un límite de inmisión de ondas electromagnéticas entre 4.000 y 5.000 veces menor que el existente en España y abogó por implicar a los ayuntamientos en la toma de decisiones como administraciones más próxima a las personas. «Lo que nos importan no son las emisiones que realiza la antena, sino las inmisiones que reciben las personas», manifestó el experto poco antes de iniciar su charla. En ese sentido, planteó que sería mejor reducir la potencia de las antenas aunque fuera a costa de instalar más, porque la exposición se reduce mucho con la distancia y ahora el reparto no es equitativo entre toda la población.
Efectos nocivos
Ceferino Maestu fue muy prudente a la hora de relacionar las ondas electromagnéticas con perjuicios para la salud, ya que dijo que, en términos científicos, solo es posible atribuir un efecto si se produce siempre que se da la causa. No obstante, aseguró que existen indicios suficientes para pensar que trastornos del sueño, dolores de cabeza, hipersensibilidad a determinados alimentos, a productos químicos o a las mismas ondas electromagnéticas están detrás de una exposición excesiva.
Respecto a medidas personales de protección, indicó que hay aislantes, pero o son excesivamente caros o escasamente eficaces, así que abogó por iniciativas colectivas que pasarían, necesariamente, por tener un buen sistema de medición que permita crear mapas radioeléctricos en los municipios y obrar en consecuencia de los resultados.
Fuente: El comercio.es