La Sociedad Española del Dolor (SED) indica que el dolor crónico afecta a entre el 20 y el 30 por ciento de la población infantil y juvenil. De los afectados, un 5 por ciento sufre graves problemas de discapacidad asociados al dolor, según los últimos estudios presentados. Una de las diferencias con respecto a los adultos es que el dolor crónico en niños y jóvenes suele tener un origen osteomuscular, abdominal o del estilo de cafaleas, en los cuales no llega a encontrarse una enfermedad presente en el momento del desarrollo del dolor.
Jesús Cebrián Pazos, especialista del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y miembro de la SED, explica que la prevalencia de la Sensibilización Central (SC) en la edad infantil y juvenil “no está bien establecida y se va incrementando con la edad desde el niño hasta el adolescente”.
Los primeros síntomas de la SC en estas edades, según Jesús Cebrián, son la reducción de actividades diarias, el absentismo escolar, una mayor dependencia de adultos, alteraciones en el estado de ánimo y una disminución de la actividad deportiva y social con iguales. Además, el tipo de dolor que presentan estos pacientes se manifiesta con cefaleas, dolor musculoesquelético difuso y lumbar y dolor abdominal intermitente.
Dificultad de valoración de los pacientes infanto-juveniles
Desde la Sociedad Española del Dolor se asegura que el abordaje del dolor infantil en España se enfrenta a importantes desafíos, como la dificultad de valoración de los pacientes infanto-juveniles, la oferta limitada de tratamientos validados, la escasez de guías clínicas para el abordaje del problema, así como la falta de estudios y formación de los agentes implicados.
Aparte de las consecuencias directas que supone la sensibilización central, los menores que la sufren también tienen otras comorbilidades, como un bajo rendimiento escolar, ánimo depresivo y alteraciones digestivas, según destaca el especialista de la SED.
Esta sociedad científica recuerda que tanto la SC como el dolor en niños y jóvenes deben observarse en los dispositivos asistenciales, pero también en el colegio, en casa, en las zonas de juego, por lo que es necesaria la participación de los padres y los profesores. Estas circunstancias, junto con la falta de conciencia social, pueden causar que el dolor infantil sea infradiagnosticado e infratratado, como denuncia la SED.
Fuente: El Médico Interactivo