El vicepresidente de la SESSEC y coordinador de la Unidad de Fatiga Crónica del Hospital Clínic de Barcelona, Joaquím Fernández Solà, denuncia que existen “muchos intereses económicos” que minimizan la trascendencia en la salud de los teléfonos móviles y los wifis en las personas con síndrome de hipersensibilidad electromagnética.
En una entrevista con Efe, el doctor Joaquim Fernández-Solà ha opinado que la Electrohipersensibilidad (EHS), que se englobaría en los Síndromes de Sensibilización Central (SSC), necesitará “años” para ser contemplada como enfermedad por las autoridades sanitarias nacionales y mundiales.
“Ya sucedió con el tabaco y el alcohol. Llevamos generaciones sabiendo que hacen daño a la salud”, y ahora pasa algo similar con la electrohipersensibilidad a las radiaciones electromagnéticas, ha reflexionado.
“Se calcula que una de cada mil personas puede tener problemas serios por ser sensibles a las radiaciones electromagnéticas”, ha valorado el especialista, que ha atendido, junto con su equipo del Clínic a entre 4.000 y 5.000 personas de toda España en los últimos diez años.
Fernández-Solà ha advertido que “las solicitudes de consulta se incrementan, es un proceso al alza”, de este trastorno orgánico, no psicológico, de origen neurológico y que tiende a la cronicidad.
El médico, que también es miembro del Comité de Expertos para la Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica del Servicio Catalán de la Salud (CatSalut), ha opinado que “existen muchos intereses económicos” para que este tipo de enfermedades no sean reconocidas.
Si se contemplaran como enfermedades, “se deberían cambiar muchos hábitos” que ya están plenamente establecidos, como el uso del móvil en la vida cotidiana y la instalación de redes inalámbricas (wifi) en muchos espacios comunitarios, incluidos medios de transporte colectivo.
“La tecnificación de la sociedad interesa y comprobar si es bueno o malo para la salud, no preocupa, a pesar de que las personas que padecen este tipo de síndromes sufren dolores de cabeza, trastornos del sueño, desconcentración, fatiga, piel roja e inestabilidad, entre otros síntomas”, ha asegurado el médico.
Según su experiencia, un tercio de pacientes diagnosticados inicialmente con Síndrome Químico Múltiple (SQM), y dos tercios transcurridos los cinco años, presentan electrohipersensibilidad en diversos grados.
El debate entre si estas enfermedades existen o son de tipo psicológico no tiene base, según Fernández-Solà, que asegura que “no hay ninguna duda: el diagnóstico es clínico y empeora cuando hay más exposición” a los productos químicos o a los campos electromagnéticos.
“Es un problema de salud pública, de enfermedades emergentes”, ha razonado el experto, que lamenta que muchos pacientes deben acudir a centros privados ya que pocos servicios públicos cuentan con especialistas para atender este tipo de dolencias.
El gobierno catalán aprobó el pasado año una resolución con los criterios para la declaración de idoneidad de las unidades de expertos para la atención a las personas afectadas por el Síndrome de sensibilización central (SSC).
En este síndrome se agrupan un conjunto de enfermedades, entre ellas la fibromialgia (FM), el síndrome de fatiga crónica (SFC) y la sensibilidad química múltiple (SQM), pero no se incluye la electrosensibilidad.
Fuente: EFE